Hoy es el Día de la AI. Y lo aprecio, pero quizá no de la forma que esperas.
Estamos en un punto de inflexión. La IA es la fuerza más poderosa que hemos visto desde el surgimiento de Internet. Está acelerando la innovación, amplificando la creatividad humana y ayudando a empresas como la nuestra a resolver problemas difíciles a gran escala. En HYCU, la IA nos ayuda a cumplir una promesa audaz: proteger todos los datos, independientemente de dónde vivan. Desde SaaS a la nube o en local, la IA es una parte fundamental de cómo ayudamos a los equipos de TI a mantener la resiliencia.
Pero mentiría si dijera que todo fue al revés.
La IA también nos expone a riesgos sin precedentes. Los ciberataques que antes tardaban semanas en planificarse ahora pueden lanzarse a gran escala, con precisión y en cuestión de segundos. Los sistemas de IA agenética, aquellos que actúan de forma autónoma, ya están difuminando la línea que separa la amenaza de la herramienta. Hemos entrado en una era en la que los adversarios no sólo son rápidos. Son exponenciales.
Así que sí, aprecio la IA. Pero lo que es más importante, la respeto.
Y eso es lo que necesitamos más, no sólo celebración, sino reflexión. Sobre lo que estamos construyendo. Sobre la velocidad a la que avanzamos. Y, sobre si los sistemas que estamos desplegando están arraigados en valores que importan.
En HYCU, anclamos nuestro enfoque de la IA en un marco que llamamos H.E.R.:
La humanidad. ¿Es bueno para las personas?
Excepcionalismo. ¿Nos ayuda a servir mejor que nunca?
El ingenio. ¿Nos hace más inteligentes a la hora de emplear nuestro tiempo y energía?
A medida que la IA reconfigura las industrias, reconfiguremos también nuestras expectativas de liderazgo. La innovación sin ética no es más que aceleración sin dirección.
Celebremos hoy la IA, no sólo por lo que puede hacer, sino por lo que decidimos hacer con ella.